Hotel Casa Gangotena

Como quiteño, jamás imaginé que podría disfrutar de una noche en pleno centro histórico. Lo que siempre consideré un lugar pasajero, lo viví de una manera completamente diferente, sin prisas ni agendas. Y qué mejor manera de hacerlo que teniendo un hotel tan increíble como base para explorar el corazón de Quito. El hotel es impresionante. Las instalaciones son un auténtico oasis en medio del centro histórico, con un jardín lleno de plantas que te transporta a otro mundo. Las habitaciones son espectaculares, y la vista a la Plaza San Francisco es simplemente alucinante. A pesar de la actividad en la plaza y el paso de las chivas, la habitación permanecía tranquila y silenciosa. Espaciosa, con techos altos y un confort absoluto. La cama, el colchón y las almohadas, impecables. El baño merece un apartado especial: iluminado naturalmente, con una tina espectacular y una ducha que superó mis expectativas. En cuanto al restaurante y la terraza, aunque no pude cenar en la terraza, la carta del lugar me permitió disfrutar de unas deliciosas entradas y tragos, mientras apreciaba la vista. La comida fue una auténtica locura, todo delicioso. El desayuno, sin duda lo que más me impresionó, con una gran variedad de opciones y, especialmente, los huevos, que fueron excepcionales. Finalmente, cerramos la experiencia con una visita al SPA. La pequeña sala de masajes fue el broche de oro para una experiencia que se destacó en todos los aspectos.

La atención del personal, la calidad y cuidado de cada detalle genera una experiencia única con un toque tradicional y moderno. Una experiencia única y exclusiva en el centro de Quito. El Menú de la cena podría tener más variedad y poner a decisión del huésped escoger las guarniciones mejoraría la experiencia. Gracias por su hospitalidad!