Hotel Flamingo Merida

Al inicio de nuestra experiencia fue bastante desagradable ya que el recepcionista malencarado ni si quiera tuvo una presentación ni un saludo cuando entré a preguntar donde estacionar el coche, cuando me dio la tarjeta de acceso al estacionamiento (que queda a dos cuadras del hotel) no olvidó mencionar pero si que de jueves a sabado se cierra la calle justamente donde esta su estacionamiento hasta las 12:00 am, información que nos hubiera ayudado mucho a gestionar las opciones que teniamos para dejar el carro ya que nos tardamos una hora en hallar otro estacionamiento. Al regresar y comentarle la situacion su respuesta fue bastante dispersa. Tampoco tenía cambio para el supuesto deposito. Como hotel no tienes cambio y obligas a tus huespedes a resolver? Pues tuvimos que dejarle el billete de $500. Llegamos a la habitación y la bienvenida fue de película de terror: nos asignaron la última del pasillo, junto a un carrito de limpieza abandonado literalmente al lado de nuestra puerta. Un carrito de limpieza junto a nuestra habitación... maloliente. La ironía de la limpieza nos pareció casi poética. Y como toque final, la puerta de la habitación estaba abierta de par en par. Entramos con muchas dudas, y al encender la luz, confirmamos que nada coincidía con lo que habíamos reservado. Las fotos eran totalmente engañosas: la pared donde estaba el aire acondicionado tenía moho visible, el aparato apenas enfriaba, y la cama Queen size que habíamos solicitado... eran dos camas matrimoniales unidas, claramente incómodas. Solo estaban vestidas con un par de sábanas delgadas, sin funda, sin duvet. Lo mínimo que se espera de una habitación, ni siquiera eso. Mi novio se acercó a recepción ya un poco frustrado por otras sabanas y la respuesta de la recepcionista fue "la camarista ya no esta", pero le dio dos cobijas. Eso fue todo. El baño era lo peor, la tapa quemada por la cenisa de cigarro, olía pesimo, y la tapa de la alcantarilla estaba abierta. Fue un reto bañarse ahí. Despues de hacer un poco de corajes y arrepentirnos inmensamente por haber reservado ahí, salimos a conocer un poco de Merida y a nuestro regreso, preparate, la cereza del pastel: nos encontramos a un tipo acostado boca abajo enseñando la mitad del trasero, dormido en la sala de estar, quien suponemos que era el nocturno ya que no habia nadie en recepción. El tipo ni se inmuto, solo nos miró y volvió a dormir. A nuestro check out, ni si quiera un "buenos días" ni un sonrisa de parte de las tres señoritas en recpeción. Si te puedo dar un consejo: ahórrate tu dinero y busca un hostal, probablemente te ofrezca una experiencia mucho más digna y coherente con lo que pagas. Porque aquí lo único que vas a encontrar es precio… y decepción. Si estamos siendo realistas con esta reseña es porque tanto mi novio como yo nos dedicamos a la hoteleria en Tulum. Y sabemos de estandares, sea el hotel que sea, sea el huespede que sea, sea el precio que sea. Sabemos por protocolo que al menos un "bu

Muy buena

Es muy buena pero en esta ocasión se fue dos veces la luz