Hotel Rural Castillo de Somaén

Hotel con mucho encanto, poder decir que hemos dormido de lujo en un castillo, no es algo que se pueda hacer normalmente. Estuvimos alojados en el propio torreón del castillo y ha sido mágico. La habitación super grande con balconcito, temperatura súper agradable, la decoración auténtica y con piezas de gran valor histórico!!! La cama enorme y muy muy cómoda. Todo muy limpio y cuidado! Las instalaciones exteriores para descubrir cada rincón, con miradores con vistas espectaculares!!! La piscina espectacular, abierta las 24 horas, limpia y con vistas con altura! Con un bar para poder refrescarte, relajado con las vistas. Los buitres anidan en las rocas de las montañas y pasaban súper cerca por la mañana y al atardecer, toda una experiencia, estar en la piscina y tenerlos tan cerca. La cena de gran calidad todo muy rico y presentación de 10! Los postres ummm mamá. El desayuno igual todo muy rico, servido en mesa calentito y con mucho cariño. El bizcocho casero rico, rico. El café de los más buenos que he probado. La fruta recién cortada y con variedad, piña, melón, sandía, kiwi Por poner un pero, el zumo podría ser natural, que no lo era, y nos faltó un poco de variedad de bollería, y algunos productos de la zona. Somos bastante grotones!!! Nos ha enamorado dormir en un castillo de gran altura en todos los sentidos!

Un lugar con un gran encanto. Todo el jardín lleno de rincón muy bonitos. Todo el hotel está lleno de colecciones de forja y de objetos castellanos antiguos. Los salones tienen un ambiente muy acogedor además de unas vistas preciosas. Un gran acierto son las ventanas en el techo que dejan ver el cielo y los buitres negros que hay en este cañón. La torre es mención aparte por las vistas y por el trabajo de rehabilitación. El comedor, desayunos y cenas fueron muy recomendables. El trato fue muy agradable y en todo momento muy entregado. En resumen, un hotel encantador y repetiremos.