Hotel Palou 1874

Hemos encontrado una atención exquisita. Judit desde el primer momento se mostró cercana y profesional y nos gestionó todo lo que necesitábamos. Es un hotel maravilloso, con mucho encanto. Una finca tranquila donde relajarse, sentirse en el jardín de casa y disfrutar de dormir en un espacio decorado genuinamente y con gusto. Nos tocó la habitación con nombre "Caña de azúcar", tan apetecible como se llama. Saber de la historia del Doctor Cuadras y del Hotel Palou 1874 hace que todavía te cautive más este alojamiento. Para mí, es un espacio que alberga esa simbiosis entre sencillez y confort, donde lo humano prevalece sobre las formas... un rincón que nos abrazó y nos permitió alejar las heridas emocionales de la tragedia del temporal en Valencia. Ana nos cuidó todo el tiempo y qué decir de Judit, que desde el principio y hasta la vuelta estuvo pendiente de nosotros. Cenamos y comimos en el pueblo en sitios genuinos y sabrosos y al día siguiente acudimos a una pequeña feria de vino malvasía. Todo, gracias a ella. Inmejorable. A mi pareja y a mí nos gustaría volver cuando organicen actuaciones de jazz en la amplia terraza junto a la piscina. Esperamos encontrar también el gato vecino que he bautizado "Negret". Cualquier momento será ideal para repetir estancia.