Estancia Yapeyu

Ya nos habíamos alojado ahí, es una buena parada vuelta de Brasil hacia Argentina. Pero esta vez alguien entró a nuestra habitación durante un corte de luz, no solo revolvió las cosas sino que además sustrajo dinero que horas más tarde (mientras estábamos yendo a hacer la denuncia) apareció tirada sobre un sillon, lamentable! ya que es un lindo lugar.

Hermoso hotel, para los amantes de lo antiguo. Brinda descanso perfecto, rodeado de campo y cielo. Los cuidadores, una pareja joven, nos dieron rica comida, nos atendieron con mil favores. Todo era lujoso y bello, a la par que rural y austero. En la habitación, flores recién cortadas. Y en la galería y salas, quizás ¡quién sabe! algún fantasma. La administradora, un amor: nos permitió cambiar la fecha de la reserva: llegábamos de noche, cansados y con llovizna, sin conocer el hotel... nos dio temor y en el pueblo nos alojamos. Pero a la vuelta, de día, vimos que no era lejos desde el asfalto, y allí quedamos. Para uno y más días, lo recomiendo!!

Luego de un largo viaje camino a El Soberbio ( Misiones), llegar a la estancia fue maravilloso. Un gran predio con el casco de estancia antigua muy bien mantenido y limpio. Las habitaciones espaciosas, con camas confortables , bien amoblado y un baño modernizado y cómodo. Aire acondicionado frío-calor silencioso y sobre todo mucha paz. El único sonido es el de los pájaros. El resto de la estancia es sobrio, con muebles acordes al lugar que invita a disfrutar de cada rincón. La cena y el desayuno riquísimos y bien caseros preparados por la mano de Karina que muy amablemente nos atendió. Un lugar decididamente recomendable para alojarse de paso (como fue mi caso) o a los necesitados de tranquilidad, naturaleza y descanso para pasar más de un día.

Demasiado caro para el servicio que brindan. El menú es único, el desayuno pobre. Muy agradables los encargados Karina y Juan. Es una casona grande, le falta mantenimiento. No hay televisión. Las camas son cómodas, las habitaciones grandes. Poca señal de Internet.