Hacienda Santa Barbara Casa Malinche

Un lugar mágico con una cocina mexicana excepcional, Javier y Malena son anfitriones excepcionales. Esta hacienda del siglo XVII fue uno de los lugares que seleccioné para mi libro Historias Culinarias de México Central. Es un viaje al pasado entre muros que conservan una energía fantástica. Cuenta con la Galería fotográfica de Malena Díaz quien es una guardiana del maíz y a tavés de sus imágenes ha concientizado sobre la importancia del grano sagrado prehispánico, exponiendo la riqueza que tiene Tlaxcala en este tema. Pero no solo la culinaria de cocineras tradiciinales hacen de este lugar un escaoe perfecto, también ofrecenntalleres de nixtamalización, cereminias de temascal y 9 habitaciones temáticas...su moto es: volverás mil veces, yo llevo solamente 8.

Hotel: Es como irte a quedar al rancho de los abuelos, un sitio increíblemente tranquilo, silencioso, cómodo. Las habitaciones son muy sencillas, rústicas pero muy limpias. Es una antigua hacienda, pero la cama, las almohadas y la ropa de cama son super cuidadas y muy agradables, sin perfumitos ni sábanas tiesas. NO HAY señal de celular, no hay wifi, no hay televisión, pero hay un hermoso silencio para pensar y para platicar con tu pareja. Quizá no sea el lugar ideal para irte a trabajar. Comida: No es restaurant, la comida se prepara para los huéspedes y no es a la carta, es lo que se preparó ese día, pero es estupenda, abundante y casera, pero no casera corriente sino muy bien hecha, una sopa de fideo, carne con nopales, calabacitas, huevo en salsa, café de olla y la estrella: TORTILLAS RECIEN HECHAS Y SALSAS HECHAS A MANO. Disfrutamos mucho la comida y fueron cuidadosos en que a mi esposa le prepararon comida vegetariana. Atención: Son personas que te reciben como si fueras su invitado y esta fuera su casa, atentos pero no invasivos, amables y con mucha calidez. Paisaje: No es un sitio de aventura, es un casco de una vieja hacienda, pequeña, no hay tirolesas ni rutas de aventura, pero puedes caminar tranquilamente por el lugar y ver el atardecer, el paisaje es muy muy bonito, el silencio en la noche es muy placentero Acceso: Se llega por una supercarretera, luego te desvías por un caminito arbolado de lo más lindo, muy bien pavimentado. El último kilómetro es de terracería, pasan bien los coches. Cena en la capilla: Tomamos la cena en la capilla, es una experiencia padrísima, es la vieja capilla de la hacienda, solo para nosotros, una mesa con muchísimas velas y flores, te dejan solo, llegan a traer el plato y te dejan solo para platicar,etc. Es una capilla antigua, se siente la vibra inusual Brindis al atardecer: Sobre la capilla, en el techo, ves el atardecer con una botella de vino y quesos, solos, viendo el paisaje rural mientras cae el sol, ideal para pedir matrimonio...

Imponente Hacienda, desde que llegas cada rincón te enamora y te hace conectar con el pasado. Recórrela y ver cada detalle es un lujo. El personal es muy atento y está al pendiente de lo que necesites. La comida es un manjar y las cocineras son muy lindas y atentas. La experiencia de la cena en capilla es un deleite, muy recomendable. Las habitaciones muy cómodas, en especial la que tiene jacuzzi. Excelente lugar para desconectarte de todo.