Casa Grande de Cristosende

La casa es muy bonita, con un patio interior precioso y para nosotros era muy agradable. La habitación que cogimos fue la sencilla y era amplia, cómoda y con un baño totalmente renovado. El colchón muy cómodo. La pega de la habitación es que se oye todo, tanto el exterior (nuestra ventana daba a la entrada del hotel) como la habitación contigua y el pasillo. La zona de jardín y piscina, un sueño. Maravilloso. Las vistas, la tranquilidad...el jacuzzi tenía buena pinta pero no lo pudimos utilizar porque una familia lo acaparó totalmente el tiempo que estuvimos allí. La aldea donde está es un remanso de paz. Con respecto a la comida: el desayuno lo teníamos incluido en el alojamiento, es sencillo (no buffet) pero para nosotros fue suficiente. Las comidas o cenas allí son algo caras para la cantidad que ponen, pero no pra la calidad. Todo lo que pedimos estaba bueno. El personal de día muy agradable, el de la noche tiene un humor peculiar. Cerca no hay ningún sitio más, para comer o cenar tienes que coger el coche. Seguramente en la orilla de enfrente, Monforte haya mucha mas oferta en restauración , más variedad porque en castro caldelas lo poco que hay no nos convenció nada. En 3 días y 2 noches no dio para explorar mucho más.

Hotel con unas vistas espectaculares. La habitación muy bonita incluso la estándar sin vistas ya que las vistas las puedes tener en el césped. Las almohadas algo incómodas pero aceptables. El desayuno para mí gusto muy bien, un bizcocho (allí Bica) más tostada, zumo y café si quieres. El restaurante sin embargo tiene poco opción y encima para mí gusto mal o lo que pedimos no estaba bien. Los quesos los sirven muy fríos y la ensalada de pimientos calientes.. el bacalao insípido y con mucha agua. Sin embargo la cecina muy buena .

Experiencia inmejorable Desde que llegas se respira una profunda sensación de bienestar,El silencio de la zona,las vistas al cañón del Sil,la habitación,comida y atención hacen de esta visita una escapada al no estrés a la no ansiedad y al bienestar mental inmejorable

Nos ha decepcionado. Las zonas comunes están bien y son confortables. Las habitaciones no. El baño está reformado y bien, pero el resto deja mucho que desear para lo que se paga y el concepto de casas rurales de la zona. El desayuno muy escaso, te sirven en mesa pan con unos untables y un trozo de pastel junto con zumo y café y luego si quieres algo de fruta la puedes ir a coger. Reducido, muy reducido. También cenamos allí ya que las críticas eran buenas: normalito.

Fuimos a pasar un fin de semana con el programa de la Xunta Otoño Gastronómico. La casa preciosa, bien equipada, prometía un fin de semana de película…. Pero ahí se quedó, convirtiéndose en un fon de semana terrorífico, nunca mejor dicho. El descanso se convirtió en dolor de cabeza que producían tres diablillos que durante todo el fin de semana estuvieron a golpes, gritos, carreras y molestos y a los que ni el personal allí presente ni la dirección de la casa digerían nada. Ya nada que decir de sus padres, unos auténticos irrespetuosos, que se dedicaron a descansar y soltar a sus salvajes mientras el resto los teníamos que aguantar. La cena del primer día deliciosa, aunque tuvimos que quejarnos por la bebida, una botella de vino para seis personas? Finalmente accedieron a una segunda. Un menú de 35€ que no lo valía con una única botella de vino? El segundo día dentro del menú teníamos un milhojas de lacón, que se convirtió en un pedazo de pan con cachos de lacón seco encima. Uno de los visitantes se puso enfermo y no pudo disfrutar del menú, y cual fue la respuesta de la casa? No os descuento ni cambio el menú por una dieta blanda (una tortilla francesa) si no gano con las dos cosas. La verdad que una pena. Llegábamos con mucha ilusión a disfrutar de un fin de semana que se convirtió en una pesadilla digna de Hallowen. Recomendamos visitar la zona y quizás la casa, pero os recomendamos preguntar, si queréis descansar, por la presencia de niños o quizás aunque el gran problema no sean ellos si no la de padres tan irresponsables como los que nosotros nos encontramos allí.