Hotel Abadi

El hotel como hotel está bien,sencillito,(sin mas),en el restaurante de pena,venimos a comer el menú del día,el precio eran 11 euros,pedimos de primero unos espaguetis carbonara(insípidos completamente)pero que no hay nada que no se arregle con una miguita de sal,y de segundo una carne que nos explicaron que era una carne en salsa,del primer plato al segundo ya empezamos por qué la tardanza fue de veinte minutos,he de decir que no había dentro del restaurante más que nosotros comiendo,y fuera en la terraza una mesa que ya había terminado,cuando nos traen la carne nos vienen con una carne"a la plancha",la salsa brillaba por su ausencia,después de comentarle a la camarera que no era eso lo que habíamos pedido,nos dice que han tenido un problema en cocina y que no les queda que" a ver si nos consigue una salsa",y nos trae un mini cuenco (con no sé que tipo de grasa era),aún no sé queda ahí la cosa ,por supuesto la carne no nos la íbamos a comer por q queríamos un guiso,no una carne con un"líquido",aparte,dijimos que no lo comíamos y que nos cobrase,me olvidé de decir que éramos dos,y al pedirle la cuenta del primer plato que habíamos comido nos cobran 18 euros,cuando como os había dicho el menú valía 11,pena que haya gente tan incompetente

La habitación no estaba lista a las 14:30 y nos tuvimos que esperar un buen rato. Huele una barbaridad a tabaco que no se va ni ventilando la habitación 24 horas. Se escucha todo el jaleo de la calle, coches y la gente que esta en el restaurante del mismo hotel

Estando hospedado en el hotel, pedí autorización para poder cenar mi mujer y yo en el bar, introduciendo comida del exterior solo para mí hija de 10 años por presentar alergia alimentaria a una gran cantidad de alimentos (proteína LTP entre otros). No me lo permitieron (hecho que nunca nos ha sucedido jamás en ningún bar/restaurante). Literalmente, la respuesta fue que cenáramos nosotros y que luego lo hiciera la niña sola en la cama de la habitación. Más tarde apareció el encargado, jefe o dueño aludiendo cuestiones sanitarias. En este caso hablamos de un alimento procedente de una cadena de restauración nacional muy conocida de comida rápida (cumple con la normativa sanitaria) que al estar en todo el territorio, conocemos y nos garantiza la tranquilidad de carecer de todos los alérgenos a los que es alérgica mi hija. En toda norma cabe la excepción, y en caso de alergia grave a una inmensa cantidad de alimentos hubiera sido más que comprensible. A esto se le denomina "flexibilidad". No sé si este tipo de insensible comportamiento deriva de la ignorancia en una temática tan relacionada con el ámbito de la restauración o una carencia de empatía, ética o simple humanidad ...no lo sé, la verdad. Lo único que me queda claro es que dejó sin la posibilidad de cenar tranquilamente a una niña de diez años en plena Navidad, estando fuera de su ciudad y su hogar donde puede controlar los alimentos que ingiere. Quizá su falta de espíritu Navideño y su poca sensibilidad sea recompensada con una tonelada de carbón el próximo día 6 de enero, día de los Reyes Magos. Felices fiestas.

Me he quedado en este hotel de camino al norte, con la idea de simplemente descansar. Hay algo de ruido de la calle que se soluciona con unos tapones. Habitaciones limpias, personal muy amable y además tienen restaurante-cafetería donde se come muy bien. El hotel no está en el centro pero merece la pena por calidad-precio. Muy recomendable.

Hemos pasado esta Semana Santa y nos ha encantado. Es un hotel muy bien renovado con una atención muy buena. La cafetería- restaurante merece la pena tanto para desayunar como para cenar. Para aparcar, hay sitio en los alrededores pero en las horas de tarde noche se complica puesto que mucha gente viene a tapear por el barrio.