Hotel Restaurante Felipe II

No me he alojado en este hotel, pero si reservé mesa en restaurante y no había nadie para comer y me pusieron en la cafetería, el camarero amable, rápido y servicial, comida muy normal, el pulpo congelado sin apenas sabor, torreznos.... más bien diría panceta con puré de patata igual que el pulpo, patatas con jamón y huevo, bien sin más, solo se salva el pastel de camarónes que ese día helaborado, precio algo elevado para la calidad, es verdad que no había mucho más abierto pero.....

El hotel está situado en medio del SILENCIO de montaña con fantásticas vistas, muy acogedor con restaurante y terraza donde se sirven comidas y cenas, bar y tienda, salón con chimenea (aunque necesita una buena reforma). La comida es única para los aficionados: sopas de la cocina española, costillas de cerdo a la parrilla y pescado. Fue un poco inesperado: no había ninguna verdura, pero sí mucho vino. El personal es amable y servicial. Mi agradecimiento especial a MARI por la ayuda oportuna y desinteresada por motivos puramente humanos. Un hotel para quienes valoran el ambiente agradable, la tranquilidad y la belleza de la naturaleza en Larisa.

Un desastre total. En pleno mes de Agosto sin personal que atiendan sin poder tomar nada en la cafetería porque lo tenían reservado hacia dos meses y tampoco podías cenar en el mismo. Mesas sin ocupar. Nadie en la recepción nos acopló la cocinera.

Hotel sencillo pero muy limpio, trato correcto, estancia confortable y las vistas inigualables. Se puede ir dando un paseo al pueblo. Un sitio con encanto al que se seguramente volvemos por la tranquilidad, la naturaleza y el patrimonio. No olvidar pasar por Liétor. La tirolina... queda pendiente.

buenas camas, baño un poco viejo ya, necesita una pequeña reforma el hotel en general. vista preciosas, situacion immejorable. destaca el recepcionista diego por su profesionalidad y su amabilidad. el resto del equipo sin comentario, los dueños (o los que parecen) pueden aprender de sus empleados. el desayuno era una tostada y un cafe, pobre y sin muchas ganas por parte del bar. el parking justo en la entrada te facilita la vida.