Posada Caborredondo

Nos hemos alojado toda la familia una semana aquí y la estancia ha sido perfecta. Es un pequeño hotel rural cerca de Santillana del Mar, muy bien situado para hacer excursiones y conocer la zona. Begoña es una anfitriona fantástica, nos ha recomendado planes y ha sido muy flexible con nuestras necesidades, que no eran pocas al viajar con una niña de 3 años y un bebé de mes y medio. Todo el servicio es igualmente muy profesional, atento y amable. Los desayunos son muy completos: fruta fresca, yogurt con muesli, tostadas, café y bizcocho casero. Las cenas constan de dos platos + postre, y el menú se adapta al producto de temporada. Todo es casero y muy bueno. Por la tarde hay meriendas, y no es necesario alojarse para probar la selección de tartas; un plan estupendo para los días de lluvia. Hemos estado muy a gusto, esperamos repetir. ¡Muchas gracias por todo!

Hemos pasado una semana, en esta posada maravillosamente atendidos por Begoña y su equipo , a pesar que el tiempo no acompaño la mayoría de los días, tratamos de visitar los sitios que nos recomendaba Begoña cada día en incluso donde comer acertando siempre de pleno.Sumando la excelencia de los desayunos a las pulcrísimas instalaciones y el trato personalizado de Begoña, he de decir que es la mejor opción para alojarse en Cantabria, también por su localización. Enhorabuena por tu buen trabajo Begoña..

Tuvimos un problema familiar grave y tuvimos que cancelar la reserva el mismo día de la entrada (habíamos reservado 2 días antes). Ofrecimos enviarles el informe del hospital, pero nos cargaron 1 noche sin dar opción siquiera a que pudiéramos disfrutarlo en otra reserva. Seguían quedando aún habitaciones disponibles (guardé el pantallazo porque insistían en que no había ya y era un trastorno mi cancelación). Fue muy desagradable cuando indiqué que compartiría mi experiencia con otros usuarios para que conozcan esta otra parte cuando a alguien le surge un inconveniente de fuerza mayor que le impide ir. Muy triste por nuestra desgracia familiar, y por el trato tan poco humano que recibimos. Una pena, podrían haber ganado huéspedes muy repetidores también con el resto de la familia. Era la intención, conocer para volver con los nuestros.

Una amplia casona cántabra en un amplio terreno, decorada con gusto para hacerte la estancia muy confortable. Trato por la Begoña, la dueña muy cercano. Está en todos los detalles para hacer la estancia muy agradable. Desayuno excelente, en exceso como es habitual por allí pero con productos caseros. Volveremos

Esta Semana Santa, tras unos cuantos años, hemos vuelto a alojarnos en este establecimiento. Begoña nos atendió estupendamente, interesándose en todo momento por nuestras necesidades y proporcionándonos un montón de información. Todo, en la posada, te transmite sensación de calidez hogareña; en mi caso particular, mención especial al olor, por la tarde, a la repostería horneándose. Desayuno espectacular con fruta, yogur con muesli, tostadas, zumo de naranja y la variada y deliciosa repostería. Así que, si tienes previsto visitar esta zona, cercana a Santillana del Mar, no lo dudes, alójate aquí, no te arrepentirás.

Es la segunda vez que nos alojamos en esta posada y nunca dejó de sorprenderme con nuevos detalles, no sólo del alojamiento sino de su dueña Begoña y de todo el equipo de la posada, siempre pendientes de nuestras necesidades, dando valiosas indicaciones sobre que visitar en la zona y recibiéndonos cada mañana con un delicioso, variado y abundante desayuno y toda su atención Un lugar de 10 en el que nos sentimos como en casa y al que siempre queremos volver.