La Fábrica del Canal - Hotel Boutique (Adults Only)

Una maravilla que, por desgracia, “no está a la mano” (debido a las condiciones geográficas). Excepcional tanto la restauración como el entorno del Canal de Castilla. Cercano y amable el trato del personal. Comida buenísima: cordero y postres de primera.

Fue una sorpresa ,un lugar encantador,por su historia,y por la atención recibida,absolutamente cuidados en todos los aspectos,comodidad de las estancias,belleza del entorno,y su historia. La comida excepcional. Quedo tan enamorada de la atencion y del lugar,q me quedo con las ganas de volver, para seguir disfrutando del sitio y su entorno.

El silencio para meditar, para disfrutar del paisaje, para recordar, para vivir en suma, el silencio es algo impagable en la rutina del ‘homo urbanus’. Despertar con la tenue luz invernal y la visión de los campos infinitos y del canal de Castilla, ese río artificial para gozo natural es algo igualmente impagable; como impagable es el encuentro con nuestros compatriotas vivos y también con los que pasaron, pero nos legaron una España laboriosa, industriosa, espiritual, grande. La vieja fábrica de harina de Abarca de Campos, muestra de esa laboriosa industria, se ha convertido en un palacio del gusto y de la comodidad. El trato es exquisito, las instalaciones son excelentes, la comida estupenda. Buenos los ingredientes y magnífica la preparación. Y la localización del hotel facilita al viajero la visita de los tesoros medievales y renacentistas de Paredes de Nava, cuna de Jorge Manrique y los Berruguete, Becerril de Campos, Cisneros, Fuentes de Nava, Támara de Campos. Santoyo, Astudillo o Frómista.

Somos una pareja de Asturias, fuimos a Palencia a pasar unos dias con la familia y como era mi cumpleaños decidí buscar un sitio diferente, con encanto y llamé para reservar. Las fotografias del lugar eran espectaculares, las de los platos lo mismo de modo que llamé para reservar, era para un martes y me dijeron que en cocina solo habia una persona y por tanto, para no hacerla terminar muy tarde, la cena tendria wue ser a las 21.15 maximo, a las 21.30 pidiendo la comanda. Eso de mano ya nos fastidiaba un poco, un poco pronto, aun asi, decidimos que el rte y el entorno lo merecian. Llegamos a las 21.00, no pudimos tomar nada previamente por la premura, el camarero nos dijo que mejor después de cenar, antes no porque ls cocinera (una sola) tenia que irse pronto para madrugar al día siguiente y preparar los desayunos del hotel. Pedimos un entrante que resultó ser una ensalada de lechuga con tomate y zanahorias, y pichón escabechado, luego pedimos mero de pescado y manos de cerdo. El mero estaba seco, frio, insulso, se notaba claramente que estaba descongelado porque es imposible que un pez tan bueno esté tan mal cocinado. Las manos de cerdo, mi suegra las hace infinitamente mejor. En cuanto a los vinos, ofrecían una carta y no tenían los vinos que ofrecían porque según el camarero “están perdidos en medio de la nada y no llegan”, algo sorprendente dada la catalogación del lugar. A todo esto hay que añadirle las prisas constantes que nos metian porque al dia siguiente tenian que madrugar para preparar los desayunos de los clientes del hotel. En fin, para nosotros mal, muchas prisas y comida bien presentada pero mala calidad el pescado y la carne muy mejorable. No vale el precio que cobran.

Un espacio maravilloso y una atención excelente. Lugar ideal para descansar y desconectar. Sus productos son km0, todo producto ecológico y seleccionando con sumo cuidado los proveedores. La cocina exquisita y una presentación muy cuidada. La decoración y todos los espacios con un encanto singular.